Aunque nunca he sido gran cosa, como escalador, he estado muy vinculado al mundo de la escalada en Montserrat, en el pasado. He conocido a mucha gente y he visto y sabido muchas cosas y, como el piar se me da mejor que el escalar, sobre todo porque es más fácil y menos comprometido, ahà voy, a contar mis historietas. Si alguien quiere leerlas, me sentiré muy honrado y, si no, me las cuento a mi mismo, como hace la mayorÃa de las personas que cuentan algo.
Desde luego que mi primer recuerdo tiene que ser para Ramón Albert, a quien me gustarÃa volver a ver. Si alguien sabe algo de el que me lo diga.
No es su recuerdo el primero por ser el más antiguo, no lo es, ni mucho menos, sino por su calidad como escalador y como persona.
Yo tenÃa veintipico años y el casi cuarenta. No estaba en su mejor momento pero, a pesar de todo, verlo escalar era un epectáculo. He conocido a gente muy fina en placa, pero nadie comparable con el. ParecÃa que tuviese ventosas en los pies y las manos, como las moscas. Escalaba con una bota de vino colgada en bandolera y, cuando se presentaba un paso dificil, decÃa: "un traguito pal susto", echaba un trago de vino y palante, con dos cojones. Le hablaba a las presas: "aguanta cariño, que es un momento". No necesitaba poner seguros, decÃa que la seguridad la tenÃa el, y no era chulerÃa, era verdad. Esto, hoy en dÃa, puede que sea dificil de entender, pondré un ejemplo: ¿a que a ti no te hacen falta seguros en un segundo o tercer grado?, pues a el le pasaba lo mismo en un quinto o quinto superior (de verdad).